viernes, 1 de febrero de 2013


Independencia de México 


El movimiento independentista mexicano tiene como marco la Ilustración y las revoluciones liberales de la última parte del siglo XVIII. Por esa época la élite ilustrada comenzaba a reflexionar acerca de las relaciones de España con sus colonias. Los cambios en la estructura social y política derivados de las reformas borbónicas, a los que se sumó una profunda crisis económica en Nueva España, también generaron un malestar entre algunos segmentos de la población.




La ocupación francesa de la metrópoli en 1808 desencadenó en Nueva España una crisis política que desembocó en el movimiento armado. En ese año, el rey Carlos IV y Fernando VII abdicaron sucesivamente en favor de Napoleón Bonaparte, que dejó la corona de España a su hermano José Bonaparte. Como respuesta, el ayuntamiento de México —con apoyo del virrey José de Iturrigaray— reclamó la soberanía en ausencia del rey legítimo; la reacción condujo a un golpe de Estado contra el virrey y llevó a la cárcel a los cabecillas del movimiento.





A pesar de la derrota de los criollos en la Ciudad de México en 1808, en otras ciudades de Nueva España se reunieron pequeños grupos de conjurados que pretendieron seguir los pasos del ayuntamiento de México. Tal fue el caso de la conjura de Valladolid, descubierta en 1809 y cuyos participantes fueron puestos en prisión. En 1810, los conspiradores de Querétaro estuvieron a punto de correr la misma suerte pero, al verse descubiertos, optaron por tomar las armas el 16 de septiembre en compañía de los habitantes indígenas y campesinos del pueblo de Dolores, convocados por el cura Miguel Hidalgo y Costilla.





A partir de 1810, el movimiento independentista pasó por varias etapas, pues los sucesivos líderes fueron puestos en prisión o ejecutados por las fuerzas leales a España. Al principio se reivindicaba la soberanía de Fernando VII sobre España y sus colonias, pero los líderes asumieron después posturas más radicales, incluyendo cuestiones de orden social como la abolición de la esclavitud. José María Morelos y Pavón convocó a las provincias independentistas a conformar el Congreso de Anáhuac, que dotó al movimiento insurgente de un marco legal propio. Tras la derrota de Morelos, el movimiento se redujo a una guerra de guerrillas. Hacia 1820, sólo quedaban algunos núcleos rebeldes, sobre todo en la sierra Madre del Sur y en Veracruz.





La rehabilitación de la Constitución de Cádiz en 1820 alentó el cambio de postura de las élites novohispanas, que hasta ahí habían respaldado el dominio español. Al ver afectados sus intereses, los criollos monarquitas decidieron apoyar la independencia de Nueva España, para lo cual buscaron aliarse con la resistencia insurgente. Agustín de Iturbide dirigió el brazo militar de los conspiradores, y a principios de 1821 pudo encontrarse con Vicente Guerrero. Ambos proclamaron el Plan de Iguala, que convocó a la unión de todas las facciones insurgentes y contó con el apoyo de la aristocracia y el clero de Nueva España. Finalmente, la independencia de México se consumó el 27 de septiembre de 1821.




Las 4 etapas de la independencia de México 



La primera comienza en 1808. En este año, las tropas de Napoleón atacan España haciendo prisionero a Fernando VII, Rey de España, quien se ve obligado a abdicar al poder. Por tal motivo José Bonaparte, hermano de Napoleón, es nombrado Rey de España e Indias.
Debido a que el gobierno de México dependía del Español, al virrey y a la real audiencia les preocupaba no saber que rumbos tomaría la soberanía de México y piden que el virrey convocara a un congreso destinado a gobernar al país hasta que Fernando VII pudiera recuperar el poder. Por otro lado, los criollos comenzaron a ver en este conflicto la oportunidad de separarse de España y forjar por fin, un México independiente.
El proceso ideológico duró dos años. En muchos lugares, los criollos se agrupaban para encontrar soluciones revolucionarias a los siglos de dependencia española. Uno de estos sitios era Querétaro. Ahí, acostumbraban reunirse importantes criollos, entre los cuales estaban Juan Aldama, Miguel Hidalgo y Costilla, e Ignacio Allende. Pero su conspiración fue descubierta viéndose forzados a lanzarse a la lucha sin una estrategia definida.
Así, la madrugada del 16 de septiembre, el cura Hidalgo congregó al pueblo en el atrio de la iglesia donde era párroco y los incitó a unírsele en una “causa” que se proponía derribar al mal gobierno. Liberó a los presos, metió a la cárcel a las autoridades españolas del lugar y comienzo de su lucha.
Con el levantamiento de Dolores, el movimiento a favor de la independencia se transformó. Las grandes masas trabajadoras entraron en escena. La opresión a que estaban sometidos, su miseria e incultura y su falta de organización, convirtieron su movimiento en súbito, anárquico y explosivo.
Conforme el grupo avanzó a San Miguel, los labradores, peones de hacienda o miembros de las comunidades indias se fueron juntando. Se armaron con garrotes, hondas y machetes tras el sacerdote ilustrado quien a lo largo de su lucha armada, suprimió los tributos que pesaban sobre el pueblo; eliminó la distinción de “castas” y por primera vez en toda América, declaró abolida la esclavitud.
En pocos días, las huestes del “generalísimo” Hidalgo, como le llamaba la gente, ya sumaban casi 100 mil hombres y en poco tiempo tomaron importantes ciudades como Celaya, Guanajuato y Valladolid, entre muchas otras, que aunadas a las victorias que se sucedían en el noroeste y centro del país daban fuerza a la idea independentista.
Esta importante etapa de formación, culminó en 1811 con la muerte de Hidalgo y de otros importantes próceres del movimiento armado.

La segunda etapa que se puede definir como una etapa de organización y definición de este movimiento, empezó tras la muerte de Hidalgo y se conoce como la etapa de Morelos.
José María Morelos y Pavón, comienza a tener victorias en el sur y el centro del territorio nacional. Durante esta etapa, se definieron con claridad los propósitos del movimiento de independencia. El documento que mejor refleja el ideario social y político de Morelos es el conocido con el título de Sentimientos de la Nación donde por primera vez se planteó la independencia de México del dominio español.
Durante esta etapa se ganaron muchas provincias del territorio nacional y el movimiento independentista, cobró forma.

La tercera etapa, es la que corresponde a Vicente Guerrero y Javier Mina y abarcó los años de 1815 a 1821. Durante esta etapa, las fuerzas insurgentes comenzaron a desorganizarse y su lucha se dirigió a pequeñas provincias en el sur del país donde Vicente Guerrero había logrado mantener vivo el espíritu de la independencia, aunque con muy pocos triunfos. En esta etapa sobresale la participación de Francisco Javier Mina, liberal español que luchó y murió por la causa insurgente en 1817.

Y en la última etapa, que es cuando se logró la consumación de independencia, Vicente Guerrero e Iturbide, son los principales actores. Tras once años de lucha, los criollos y el pueblo en general empezaban a ver perdida la revolución. Sin embargo, un grupo de peninsulares y criollos que antes se opusieron a la lucha, se unen a ella y la fortifican. El nombre de José de Iturbide comienza a escucharse con respeto y tras una oportuna estrategia diplomática, logra hacer pactos y acuerdos que serían los pasos para que naciera el “Plan de Iguala” o de “Las tres garantías: religión única, unión de todos los grupos sociales e independencia de México”.
Una vez firmado el Plan de Iguala, la independencia de México se había convertido en una realidad y es él, José de Iturbide quien el 28 de septiembre de 1821 hace su entrada triunfal a México acompañado del ejercito Trigarante, confirmando así la independencia de México.




Esto es a grandes rasgos, la historia de la lucha por la independencia de México, un pueblo que se ha esforzado por ser libre y que se caracteriza por la fuerza, la determinación y el amor a la patria de sus hombres y mujeres.

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